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cuidadokechema

Cuenca la estirada 11.05

Llego el día de las elecciones recién hecho el recuento.Escasean los taxis, y después de haber tomado uno el tío dice que tres dólares que ha ganado el candidato de los taxistas y que están de fiesta y no hay taxis.
Le digo que no me creo que todos los taxistas voten al mismo  y se me cabrea confesándome que la carrera normal son uno y medio y que si no me conviene que me den.
Que pena entrar con mal pie a una ciudad tan hermosa, tan limpia, tan
colonial, tan extremeña o castellana.
Por la mañana con mi desgarro muscular me doy una vuelta por el centro y me encuentro la plaza principal con una especie de manifestación de hombres,
Unos ochocientos o mil hablando entre ellos o leyendo el periódico, pero
todos con cara de mala leche, pregunto y resulta que vienen a buscar
trabajo, a ver si alguien se los lleva en una camioneta, a lo que salga.

Ignoro si al igual que en Andalucía hasta los cincuenta  o sesenta, el
cortijero les pisa el pie en señal de contrato o si ha evolucionado el
asunto a este lado del océano  y han cambiado el formato.

Hacia las nueve de la mañana, decepcionados empiezan a abandonar la plaza.
son bastante clasicones, serranos les llaman los costeños y es una ciudad
muy segura.
Todos los guardias que te encuentras al entrar en los bancos llevan el
siguiente kit: un chaleco antibalas con dos pistolas y dos bombas de mano ,
y entre las manos un fusil ametrallador con el cañón mas ancho que el culo
de Antonio Gala cuando se pone guapo para bajar a Tanger.

Limpia y estirada, la gente son como los de Úbeda,  Valdepeñas,  Almagro o
Baeza que es como si te perdonaran la vida, en una ciudad tan castellana,
tan limpia, tan extremeña, tan colonial.


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