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cuidadokechema

En Camboya se va la olla 03.07

Desde la frontera tailandesa hasta Seam Reap, la ciudad que hay junto a Ankgor, en taxi por una especie de pista forestal y a ambos lados del camino, cuando de vez en cuando el polvo te dejaba ver, una pobreza extrema: las camisetas olvidaron su color original no se sabe si por el polvo o por el humo de quemar la paja del arroz que estamos en temporada seca.

¿ Habeis visto alguna vez una mobilette con tres cerdos vivos  atados y atravesados en el asiento de atrás del conductor?, con la lengua fuera, naturalmente.

 Están reconstruyendo el país de como lo dejó el Pol Pot ese que se cargo a varios millones incuídos todos los que tenían estudios y ni saben lo que es el turismo y, si te dejas funcionan en dólares pero de una manera muy especial y es aplicando el cambio que a cada cual le sale del triángulo, así que el cambio exacto es un misterio que nadie ha debido descubrir todavía y cada vez que pagas en un restaurante o en un supermercado tienes un cambio nuevo.

Seam Reap es la única ciudad camboyana que tiene turismo  (desde principios del siglo XX) y las guías te advierten que no se te ocurra ir por libre por el país que hay bandidos que asaltan coches con las armas que todavía les quedan de cuando el Pol Pot, y Seam Reap se ha convertido en un festival de un te llevo, te vendo, te cambio, te anganyo te jodo en definitiva.

 

Los camboyanos son mas pequenyitos y mas oscuritos que los tai, sonríen todo el rato y no deben pesar al nacer mas de medio kilo, pero han descubierto que esos templos que tienen ahí al lado viene mucha gente a verlos y se han activado todos a la caza del dólar.

 Junto a mí, en el restaurante donde ceno, una pareja ha pedido arroz y ensalada mientras cambian (compartiendo tareas) los panyales al ninyo.. Dejan los panyales junto a la ensalada y el bebe se echa una siestecita entre sus desperdicios y el arroz, tumbadito en la mesa, parece el postre.

En  las afueras se ven hoteles de lujo asiático de muchísimo poderío.

 

Por la noche, solo hay luz en la calle principal, mi calle a oscuras y mi hotel también. El recepcionista me da la llave y una vela. Un japonesito hippie y mochilero me saluda: Welcome to Cambodia.

 Al día siguiente, o sea hoy, al ver media docenita de templos en Angkor (que hay muchos mas), te compensas. A ver si os mando fotos porque lo de ponerlas aquí no esta al alcance (corto) de los paletos de Godelleta.   

1 comentario

Sergio -

Qué brutico keres, chaval. Con lo del bebé de postre me eché varias carcajadas. Mubestia.