Thonon les bains, subiendo por Francia, a la derecha. 08.07
Otra vez la civilizada Europa, de nuevo las abuelitas con bastón, las papeleras por doquier y las bolsas y guantes de plástico para recoger los excrementos caninos perfectamente ordenadas en cualquier rincón de cualquier jardín.
Unos pueblos pulcros hasta la exageración, con vistas al lago Leman y en la otra orilla la civilizada Suiza, donde los civilizados del mundo pueden tener su dinerito a salvo ya venga del narcotráfico o de la venta ilegal de armas.
Thonon, junto a Evian, donde una de las aguas mas apreciadas de Europa sirve hasta para tirar de la cadena, nos recibe con visado de circular y aparcar donde nos venga en gana que para eso somos artistas.
Los gobiernos locales ya no saben en que gastárselo y se montan festivales de teatro con las últimas tendencias que, curiosamente son frikies, de la escuela Delicatessen con guarradas esparcidas por los parques para deleite de civilizados aburridos con la pasta a buen recaudo.
Las actuaciones se suceden durante cuatro días y por las noches siempre hay alguna orquesta multirracial para animar el cotarro, con la inesperada presencia de un policía con perro detector de canutos y otras hierbas para evitar que sus retoños sobrepasen los límites de lo socialmente correcto.
Uno no podría imaginarse algo así en nuestra España, donde se necesitaría un ejército de perros y una base de datos potente para hacer listados de consumidores ocasionales, pero en esta parte de Europa, montarle un pollo a un joven por dar tres caladas de la planta de la risa forma parte de lo cotidiano, así que papas, mamas e hijos se van al minigolf a homologarse y las únicas transgresiones que se permiten son hacerse un bocata con una salchicha mayonesada un sábado por la noche en la calle.
Si el objetivo de nuestros gobernantes es llevarnos hasta estos grados de la sociedad del bienestar, tendremos que marchar en dirección opuesta a los inmigrantes para ver si queda algo natural en otras zonas del planeta.
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