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cuidadokechema

bilbao 04.14

Siempre fue una ciudad fea, oscura y algo sombría, y han sido sus gestores los que la han puesto guapísima y de dar envidia a otras, como Valencia, que, habiendo nacido guapa, por una mala gestión, está que da pena.

Al poco de inaugurar el Gugenheim, me acerqué a verlo y me sorprendió encontrar varios avisos en el museo rogando a la gente que no tocara las obras de arte.

Quedé sorprendido porque no sabía que los bilbaínos eran de tanto tocar, que los estereotipos nos dicen que los sitios húmedos y fríos, la gente es mas distante que en los lugares calurosos.

Esta vez, la sorpresa ha sido mayor al ver que la mayoría de las exposiciones de dicho museo eran para tocarlas, pisarlas y experimentarlas.

Me pregunto si están adaptando el arte a la costumbre de tocar o si es otro matiz más de los muchos que se han hecho en esta ciudad para acercarla a los ciudadanos. Sana envidia que se cura con unos pinchos y un txacolí fresquito.

 

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