Blogia
cuidadokechema

Nicaragua: agua!

La proximidad de Costa Rica, todo el romanticismo de los sandinistas luchando contra el dictador Somoza, los comentarios de amigos y amigas cooperantes que nos contaban de la bondad y la generosidad de los nicaragüenses, pueblo pobre en recursos pero rico en dignidad, me invitan a meterme en ese país y dedicarle unos días, con la idea de hacerle más tarde  un viaje más extenso.

 

Todos los mitos y las expectativas se han venido abajo. He salido corriendo y prometiendo no volver jamás, y esto es la primera vez que me ocurre.

 

Si una característica de los países ‘’socialistas’’ de Sudamérica es que muchos puestos de trabajo están ocupados por ‘’luchadores’’ o simplemente por familiares y/o amigos de los que gobiernan en detrimento de los buenos profesionales, en Nicaragua es todavía más evidente.

 

Celosos de sus casi vecinos panameños, han decidido hacer otro canal con apoyo chino. La zona donde se pretende hacer es altamente sísmica y semana si y semana no los técnicos hablan de la viabilidad o la no viabilidad de la obra.

Los chinos, naturalmente, se quedarían con los beneficios la friolera de cien años y la gente y la prensa de la región andan divididas con el asunto.

 

Pero lo más curioso y lo más cutre del país se refleja en la calle, en lo cotidiano: gente ociosa en todas las plazas a la vez que hay ofertas de puestos de trabajo por todas partes; una gestión nefasta del fenómeno turístico (hay que reconocer que España es modélica en esa industria y nos sirve para ver como se lo montan por ahí fuera); una búsqueda del dinero fácil, ya sea en el narco o en la prostitución para los extranjeros.

 

Con la llegada de la noche, en la única zona de Granada donde acuden los turistas, por lo general de USA, se me acerca una niña que debe haber estrenado su primera regla este mes, a venderme anacardos. Le pregunto si va al colegio y me dice que sí, pero que tiene que recoger dinero para pagar los muebles del colegio. Le digo que eso lo paga el gobierno y la niña se marcha a seguir vendiendo. Al cabo de un rato se sienta con un gringo casi de mi edad, hablan un rato y la niña, menú en mano, pide la cena y cena con el gringo.

Al cabo de un rato vuelvo a encontrármela y le comento que la he visto cenar con un señor y me dice que sí. Le pregunto directamente si el señor solo quería invitarla a cenar o más cosas y me contesta que más cosas y se va corriendo.

Como se llama esta industria?

 

En las relaciones que necesariamente se establecen con ellos (alquilar coche, posibles excursiones, etc.), se aprecia una tendencia a lo delictivo, a estar fuera de la ley que me inquieta.

Alquilo una barquita  para ver algunas de las cuatrocientas islas que hay en el lago y observo que el señor con el que he hecho el trato designa a un ‘’capitán’’ para que me lleve.

Le pregunto a mi capitán si se trata de una cooperativa y si han puesto a ese señor a organizar y me contesta que lo han puesto entre todos los ‘’barqueros’’ para evitar las peleas cada vez que llegaba un turista, y que éstas empezaban a ser muy violentas.

 

Buscando la costa en coche alquilado nos encontramos una ‘’zona turística’’ (tres o cuatro restaurantes y un par de alojamientos, vacios) con un arco de cemento a la entrada anunciando el lugar.

Bajo el arco hay unas veinte personas (prácticamente todos los habitantes del complejo) que rodean el coche y empiezan a ofrecernos alojamiento y comidas sin dejar de hablar y moverse a la vez que el vehículo.

La impronta es salir corriendo, pero preferimos aparcar y ver que pasa.

Uno de ellos se ofrece como vigilante del coche. Le digo que no hace falta que allí parece que todos son amigos y que sus amigos no nos van a hacer nada en el coche.

Se produce una disputa entre dos para ver a que restaurante tenemos que ir, nos decidimos por una mujer dando al asunto un barniz de galanteo a la dama.

Cuando nos sentamos a tomar un café horroroso todas las personas desaparecen.

Después tenemos que decir que vamos a ver los alrededores y que volveremos a comer y la cosa se normaliza.

En el siguiente ‘’complejo turístico’’ que nos tropezamos, damos la vuelta antes de entrar.

Las personas que nos rodeaban no eran empresarios de la industria turística, eran una gente a la que le habían regalado aquello para ver lo que sacaban.

Los precios estaban muy por encima de los restaurantes para turistas de la ciudad.

 

 

El encontrarte en los lugares de trabajo a gente no idónea se repite hasta que sales.

 

Es posible que habiendo tenido tantas guerras no se aclaren en tiempo de paz y necesiten guerras para seguir viviendo, pero la sensación que da Nicaragua es de violencia a veces contenida y a veces asomando, y, te sientes como cuando en los barrios desvaforecidos, ante la llegada de la policía alguien da el aviso para salir corriendo: ¡ agua !

 

 

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios