La Rábita: historia de F.
La Rábita, costa de Granada, camino de Marruecos. Semana santa 08.
Sábado anterior al domingo de ramos. F ha ido con los amigos a un bar a tomar unas cañas y ver a su equipo favorito: el Real Madrid.
En La Rábita, y los pueblos de alrededor, los bares son generosos y, a veces exquisitos con las tapas que, de forma gratuita, dan con las cañas de cerveza.
F se pide la primera caña y le ponen un pescado de tamaño mediano, frito, con ensalada aliñada con aceite de oliva virgen. El Real Madrid no está en su mejor día y encaja un gol del Deportivo de la Coruña. Los amigos, que saben de la pasión de F por su equipo, comienzan a provocarlo con comentarios sarcásticos y de muy mala leche; F se pide la segunda: viene con dos lonchas de pan con sendos filetitos de lomo frito y guardado en la orza chorreando aceite. El equipo no remonta el tanto en contra y F va a por la tercera: otras dos lonchas de pan con dos morcillas caseras bañado en aceite de alguna orza vecina o familia cercana de la anterior.
El público empieza a calentarse y todo el mundo grita muchísimo (en La Rábita no hay muchos entretenimientos y el Real Madrid en sábado por la tarde colma todas las espectativas y goza de una convocatoria extraordinaria).
Ya comenzando la segunda parte aparecen la hija de diez y el hijo de F de siete años: papa, mama dice que la cena ya esta a punto. F les compra un refresco a cada uno y se pide otra caña: la casa pone tres (dos para los niños) mini bocadillos de tortilla española exquisita, que F devora porque mama les ha advertido a los pequeños que no coman nada hasta la cena.
Se acerca el final del partido y el Real Madrid sigue perdiendo a pesar de ir el primero en la liga: F manda a los niños a casa, dile a mama que enseguida estoy allí. Se pide ahora un tubo de cerveza para ir finalizando. Esta vez viene con ocho boquerones fritos y un platito de aceitunas.
Los colegas siguen castigándole y, con la última aceituna se pide un cubalibre y la cuenta para ir despidiéndose. El cubata viene con una rodaja de tocino a la plancha sobre una rebanada de pan acompañado de unas patatas fritas.
Empiezan a envalentonarse los fans del Barcelona que está el segundo en la clasificación y F apura los restos y se despide afirmando que su equipo sigue el primero entre burlas de amigos y conocidos, pero algo o alguien le retiene y le propone la última que a esta te convido yo, y se deja la voluntad por otro cubalibre, al que le siguen unas rabas de pulpo fritas con cebolla y pan para mojar.
Ya ha terminado el partido, pero en España esto supone el comienzo de los análisis pormenorizados por parte del público, porque en este país todos son expertos en fútbol. El dueño del bar, satisfecho con la recaudación invita a los expertos futbolísticos que quedan a unas rebanadas de pan tostado con aceite de oliva sobre las que se asientan rodajas de chorizo y de tomate natural en una exquisita combinación que F no puede sino dar cuenta de, al menos un par.
Ya regresando a casa con su vecino no puede faltar un comentario-resumen del partido y despedirse en la escalera.
Cuando entra en el hogar, los niños ya han cenado y su esposa está muy seria sentada en una mesa preparada especialmente para celebrar el aniversario de cuando se conocieron en una víspera de domingo de ramos cuando ella vino desde Barcelona con unas amigas y tras enrollarse (el lunes santo) con F, un muchacho hermoso pero un poco rústico de la localidad, llegó a la conclusión de que ninguno de los hombres a los que había conocido a lo largo de su vida le habían echado un polvo tan salvaje ni le removieron las carnes en una sucesión de orgasmos sin fin como una traca valenciana.
Decidió quedarse a vivir y a casarse con el rústico y, aunque es de poca conversación, en la intimidad la deja nueva, ya quisieran otras con tanta comunicación y tanto filing quedarse como ella de arregladita.
Se ha pasado toda la tarde cocinando y pensaba darle una sorpresa para después arrancarle la pasión y exprimirle todos sus fluidos que cada vez se folla menos en esta casa a ver si pudiéramos retomar los ritmos de antes, pero F no tiene hambre y además esta cabreado por el resultado futbolístico, así que no está para zarandajas, pues claro que me acuerdo de cuando viniste al pueblo de señorita mochilera, pero ni tengo hambre ni ganas de hablar.
Ella intenta justificar la situación: se apuntó a la tele de pago y ha sacado recetas del canal de cocina, cinco horas de cuidados y meticulosidades para que vengas diciendo que no tienes hambre?. La situación la ha saturado y se nubla entrando en un llanto alternado con gritos que preocupan a los niños: no pasa nada, iros a vuestra habitación.
F no se siente capaz de aguantar el resultado del partido y el repaso que está llevando en el hogar, grita mas fuerte que ella que para eso es hombre y da dos puñetazos en la mesa: esto es mi casa y si no quiero cenar pues no ceno. Ella acaba de perder el control y empieza a estampar la cena contra la pared de la cocina pringando de salsas exquisitas azulejos y cristales, rompiendo platos y dando patadas a sillas y electrodomésticos: no puede más.
Sin darse cuenta, porque F no es violento, sin saber como, porque F no toca las cosas de la cocina porque no son cosas de hombres, tiene en su mano una sartén de hierro con restos de bechamel y algunos trocitos de champiñones, porque en el canal cocina aseguran que la bechamel y todas las salsas tienen mejor sabor hechas en sartenes de hierro, sin darse cuenta porque a un hombre no se le grita y menos en su casa, sin un por qué, porque ha perdido el partido, el control de la situación y el autocontrol, porque las tapas estaban muy buenas y no tiene hambre, porque a un hombre tan humillado toda la tarde no se le puede seguir machando por la noche, porque no sabe por qué, le atiza un sartenazo y la deja seca en un charco de sangre y una salsa de champiñones, L se queda quieto diez minutos y después la abraza y la intenta reanimar.
Por unas tapas , por lo demás, exquisitas y un partido que no terminó como debía, por un aniversario olvidado, por un pueblo pequeño sin muchos alicientes para el tiempo libre, por los roles asignados en la infancia, porque Andalucía no es Cataluña, por los nervios que pierden el norte de pronto un sábado antes del domingo de ramos, F va a salir en la tele. Quien lo iba a decir. . . !, y además va a entrar en la estadística: la número 21 de 2008.
La vicepresidenta le dedica seis minutos en el telediario, vienen micrófonos y cámaras de toda España y se alquilan todos los apartamentos aunque todavía no es temporada. Las fuerzas vivas se preguntan si aquello les convertirá en un foco de atención turística como la cercana Almuñecar o entraran en los archivos de la España negra como Puerto Urraco: el tiempo lo dirá. Pero ni el gobierno con sus proclamas anti-machistas ni la prensa con sus estadísticas llegarán nunca (como es habitual) al fondo de la cuestión, y mejor que así sea. No quiero ni pensar en estos pueblos si suprimieran las tapas.
Localidad: La Rábita, costa de Granada
Bar: Que de qué
Paseo Marítimo
Caña de cerveza (con tapa, naturalmente 1,20 euros)
2 comentarios
Sergio -
Bravo! Qué historión!
Esto da pa un corto desde luego, aunque un poco complicado de rodar por la escena del bar...
En fin, pero tal y como lo cuentas, está genial! Emociona y entusiasma aunque da un poco de bajón, es muy punky... El final te deja un poco pallá, pero la historia tiene mucha tela... bueno, tela, miga, entresijo y su por qué!
Queremos más de éstas...
Gracias
miguel anguel -
Pienso que todos los que leemos estas historias que te suceden queremos viajar con tigo,al final necesitaras un autobus,para que estemos alli para ver con tus hojos lo que los demas que circulamos por la vida no vemos con nuestros ojos,no dejes de escribir por favo
Para cuando el libro.
Esa forma de ver la vida y de vivirla y de sentirla ,la tienes que trasladar a un libro