Plural 04.10
Como otros, sale a la calle a comerse el mundo y siempre es devorado por las circunstancias.
Como otros, a base de repetir aspectos de su única y excelente personalidad, termina siendo un estereotipo de sí mismo.
Decora la ciudad desde las primeras horas de la mañana en el mismo formato que tantos otros: alejados del espejo, comprobando las macabras señas de identidad de los demás, sin verse a sí mismo sino como excelente: incisivo y culto de mirarse el ombligo, ideólogo centrista en posesión de la verdad, sordo al mundo exterior, reina de la noche.
Frases de rebajas para ocultar sus propias limitaciones a los cuatro vientos sin más norte que el mundo visto a través de sí mismo.
Como otros, completa, complementa y concreta el decorado urbano y únicamente su aparente seguridad le hace pertenecer al lote de los habituales.
Desde bien temprano, con la prisa de un horario o la paciencia de un perro obligado a orinar en fecha y hora previstas, tropezando con su sombra con la mirada perdida.
Ya de noche vomita sus miserias en alguna barra de hígados destrozados con o sin la ocasión de tropezar con otra mirada similar o por lo menos perderse.
No hay reflexión mas cruda que volver a tu madriguera con las mismas miserias que sacaste a pasear sin haber vaciado el alma ni los testículos: la excelencia del ahorro que no aparece en las estadísticas.
Llenan la calle, los bares, las ventanillas de los servidores públicos o privados, los autobuses y los lugares de cultura: el mundo no ha evolucionado lo suficiente como para obligarles a quedarse en casa o racionarles las salidas en nombre del bien general: avisar a la población para estar preparados y tenerles en cuenta: cobrar, tal vez, un plus de bienestar en dinero o especies por aguantarles si, por algún casual te salpica una dosis excesiva de su infinita estupidez y te trastoca el rumbo o dejarlos ocupar calles, plazas y aparcamientos con la resignación conformista de que el mundo es y continuará siendo así.
Que crús.
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