Paraguay 11.10
Llego a la Terminal de buses a las tres de la tarde, con 35 grados, dos galletitas en el estomago y sin cambiar moneda.
Decido quitarme de encima los pesos que me quedan, y, en la misma estación, donde anda la gente humilde cambiando calderilla, le doy los pesos y el hombre exclama: un millón ciento ocho mil guaranís (o guaranies), y se va corriendo.
De pronto el viajero solitario comprueba que ha metido la pata, que media estación sabe lo del millón y con este calor.
Salgo y hay un taxi como preparado para mí y el interior me dice que esto va a ser un aterrizaje forzoso.
Después, pasando por las calles del extrarradio y al observar alambradas en las rejas que protegen la entrada de las casas, todas las antenas se ponen en marcha.
Afortunadamente llego al hotel y el único problema parece ser que el taxista mafioso me ha dado un par de vueltas innecesarias para sacarme un poco mas de pasta.
Salgo a comer algo y en las nueve cuadras primeras no veo a nadie: domingo, ciudad desierta. Elecciones municipales. En Asunción ha ganado el partido colorado que es de derechas como en Godelleta los colorados.
Al fin me hago con una hamburguesa horrorosa (diez cuadras). Los pocos establecimientos que están abiertos tienen todos un policia o un segurata con pistola.
Siete cuadras más y tomo un café en una terraza. Un hombre recoge dos colillas frente a mí: que ciudad tan limpia. Mentira, a los cuatro pasos las enciende y se las fuma una tras otra.
Seis cuadras más: un jardín con ocupas, tiendas de plástico y cartones: un niño cagando en el seto: ya hemos llegado a Sudamérica.
Paraguay ha estado gobernada por un dictador llamado Stroessner o algo así que duró muchos años y era malo malísimo, peor que Franco.
Hace muy poco que han estrenado democracia y gobierna un señor que se llama Lugo y que era obispo. Un buen día colgó los hábitos y se dedicó a la política hasta llegar a presidente.
Pero el pobrecito cuando estaba tratando de poner orden en este desficasi va y pilla un cáncer y esta poniéndose la quimio.
Además, los opositores (los colorados) andan presentando mujeres que aseguran que Lugo es el padre y el pobre cuando termina la quimio se tiene que hacer pruebas de paternidad. La mayoría le salieron negativas pero el obispo tiene varios descendientes.
Al anochecer, los colorados en sus exuberantes automóviles pitan por toda la ciudad con banderas rojas (quien lo diría) llamando al personal a celebrarlo.
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