Cartagena de Indias 11.11
La llamaron así para diferenciarla de la otra hermana española.
Es una hermosa ciudad con muchos edificios perfectamente conservados y once kilómetros de murallas: los colombianos la enseñan como la más histórica de sus ciudades.
Aquí tienen casa desde García Márquez hasta los Clinton, pasando por Mike Jagger y algunos más.
Los huracanes del Caribe nunca pasan por aquí.
El viajero solitario no sabía que en estas fechas se celebran varios e importantes eventos: el día once de noviembre es el aniversario de la independencia (de España, naturalmente), que este año, casualmente hace doscientos años.
También es la final de la elección de misses que en este país es más importante que las fallas en Valencia.
Como en los dos acontecimientos se hacen desfiles, los cartageneros aprovechan y ponen en estas fechas el carnaval: todo el mundo disfrazado con mucho esmero y muy sexy.
Antiguamente había una costumbre parecida al Halloween gringo: los niños iban por las casas cantando y les daban dinero o ingredientes para preparar el sancocho (un guiso de aquí, exquisito que combina pescado frito, arroz y yuca y lo sirven con sopa de pescado).
Pero la costumbre degeneró y ahora, se forman auténticas bandas de niños descerebrados y menos niños (generalmente muy bebidos), que piden (por lo general a los extranjeros) monedas bajo la amenaza de llenarte de espuma, azulete o simplemente (los mas educados) mojarte.
La costumbre de las cancioncitas infantiles se ha transformado en verdaderos atracos que no te dejan respirar. Así, en una misma calle ayer pagué siete peajes de estos.
Hasta las mismas autoridades advierten de que no vayas a la fiesta con nada de valor, que no aceptes bebida de nadie y que cuides tus pertenencias.
El periódico local denuncia que en algunos barrios se han montado ’controles’ de gente que pide un peaje a peatones y vehículos para poder acceder a la fiesta. Los que no pagan son obsequiados con azulín (polvos de azulete), espuma, y, en algunos casos orines y excrementos.
También advierten que en numerosos casos no se trata de unas monedas, sino que te echan la espuma a la cara y te roban todo lo que llevas.
Esta ciudad tan hermosa, estos días se transforma en una ‘ciudad sin ley’ donde es lo mismo que haya o no policías o que el ayuntamiento prohibiera estas ‘mordidas’.
La única manera de ver con un poco de tranquilidad esta hermosura es madrugar mientras los cartageneros duermen la mona.
Después de dos días de fiesta, el sábado amanece con un despliegue de policías fuera de lo común, es decir, uno en cada esquina y la cosa parece que se normaliza un poco aunque sigue dando yuyu acercarse a ver los actos oficiales o alejarse mas de dos cuadras del hotel. Que pena.
1 comentario
Sergio -
Ahora ya entiendo lo que me contabas por Skype: para salir corriendo de allí. Sigue cuidandote que te queremos entero.
Gracias por el regalazo de tus crónicas no tienen desperdicio!