2. Chiang Mai
El tren se ha modernizado en todo menos en la duracion del trayecto. 15 horas para 700 km. pero uno echa de menos la thai que por la manana te traia el cafe calentito o los vendedores de comida que abordaban el tren para ofrecerte frutas o muslitos de pollo a la brasa.
Un restaurante propio del tren se ha hecho cargo del catering y si te asomas y miras la cocina se te va el hambre, eso si, te pueden llevar la comida hasta tu asiento.
En Chiang Mai sigue habiendo turistas pero menos, estan mas diluidos. Tiene mas de trescientos templos budistas que uno empieza a aborrecer.
Curiosidades: los cristianos, que en un alto porcentaje son gorditos tienen un dios flacucho, sin embargo estos orientales que son diminutos y muy delgados tienen todos los budas cebados y gordotes, y es que nadie esta contento con lo que tiene.
La oferta turistica de Chiang Mai incluye turismo-aventura que parece que consiste en maltratar al personal subiendolos sobre elefantes o haciendo raftings en rios imposibles, justo lo que me pide el cuerpo despues de varias noches sin pegar ojo.
Para los mas inquietos culturalmente se ofrecen visitas a tribus en las montanas. Despues de tanta visita parece que la cosa se ha convertido en una especie de zoo donde los indigenas hacen lo que pueden para sobrevivir, los centenares de turistas les hacen fotos y las agencias de viajes se forran.
En esos lotes se incluyen las famosas mujeres-jirafa, esas que se ponen collares para deformar el cuello. Se dice que la costumbre estaba desapareciendo pero que la continuan por y para los turistas, por y para las divisas.
De momento no hay que cuestionarse temas nuevos ni forzarse a elegir entre aventura o inquietud cultural: el hotel esta montado con bastante feng shui, con piscina y fuentecitas de agua corriente entre las palmeritas y las cervezas a 1,30 euros. Vamos a tomarnos un tiempo.
2 comentarios
Sergio -
sonia -