berlín 06.13
Berlín era irreverente y muy sexy en los años veinte del siglo pasado. Sus cabarets, famosos en el mundo entero por sus ‘’atrevimientos’’ en directo invitaban a viciosillos, pervertidos y liberales en general.
Al terminar la guerra mundial, como todo el mundo conoce, quedó dividida en dos partes por un muro y rodeada de zona comunista, con lo que empezó a deshabitarse.
Para poblarla, en los 60, el gobierno decidió librar de la mili a los jóvenes que se instalaban allí a la vez que se les eximía de impuestos o se daban alegremente subvenciones.
Con ofertas así, se fueron a vivir a Berlín lo mejor de cada casa: pacifistas, ecologistas y gente de mal vivir.
Daba un poco de claustrofobia –me dijo un hippie que conocí en Ibiza en el 71- porque solo podías entrar y salir por un puente aéreo, pero si te acostumbrabas a la ciudad te lo pasabas pipa y trabajabas poco.
Una vez que el muro se viene abajo, en el 89, los habitantes del régimen comunista del este se quieren ir al oeste y los avispados modernos del oeste se van al este con sus formatos.
Las ocupaciones de casas, consentidas por el gobierno eran a diario, las subvenciones continuaban y se pusieron a montar cafés, restaurantes o salas de exposiciones en los lugares más increíbles.
¿Por qué hacemos un poco de historia?
Porque no se puede entender el ambiente que hoy se respira sin repasar un poco el pasado reciente.
Bien es cierto que los chollos de subvenciones se están acabando pero como dice el refrán ‘’donde hubo siempre queda’’.
En Alemania está prohibido fumar en los locales cerrados, pero en todos los clubs de Berlín se permite.
Tampoco se puede beber en el metro, pero aquí la gente, muchas veces se compra una cerveza ‘’para el trayecto’’
Tienen mal clima durante el invierno, llegando a veces a los 30º negativos, pero a comienzos de junio empieza a haber días soleados y todo el mundo sale a la calle, se despelota en los innumerables parques para tomar sol y cerveza y todos los bares sacan mesas a la calle tengan o no licencia. (a veces la mesa para poner la cerveza es una caja de madera: el caso es airearse).
No tiene barrio histórico porque los bombardeos lo dejaron hecho unos zorros, pero si tiene barrios, cada uno con unas características diferenciadas, en constante evolución. Así los barrios van pasando de ser referente cutre a ponerse de moda. De ser un barrio de diseño a verse poco a poco marginado, en una dinámica abierta y constante.
No es tan epatante como París, pero el futuro de Europa en cuanto a formas de vivir y propuestas a las crisis de valores, se están cociendo aquí.
Ochocientos kilómetros de carril bici e innumerables parques hacen el resto para componer el cuadro: casi no hay coches y las bicis están en todas partes, suben al metro y lo invaden todo en cualquiera de los formatos: con remolque para el niño, de pedalear tumbado, con mochila delantera o lateral, etc.
El alcalde encargado de gestionar este caos perfectamente organizado es un hombre, abiertamente gay que le gusta frecuentar ‘’ambientes especialmente fuertes’’ y no le molesta alternar con sus administrados en cualquier formato.
Un transporte público casi perfecto donde el usuario se compra su billete en la máquina y no ficha ni a la entrada ni a la salida. Solo se arriesga si se tropieza con los inspectores, más bien escasos.
En los últimos tiempos han subido la tarifa del metro, pero todo el mundo entiende que es para mantenerlo funcionando toda la noche. No sospechan que sus gobernantes destinen ese dinero a otro fin.
Los locales viciosillos de los años treinta han sido superados en cantidad y calidad. Algunos de ellos te invitan a visitar su web para no encontrarte con ‘’sorpresas’’, y estas cosas se agradecen, sobre todo si eres un valenciano paleto, aunque paleto de mundo, pero paleto, en un entorno así.
Un contacto de un contacto nos consigue una habitación de un apartamento donde vive una pareja (heterosexual).
El componente masculino de la pareja es un investigador biólogo molecular que anda con el tema del cáncer y el ADN. Como tiene horario flexible, cada día sale a una hora. El primer día laboral se va a currar con chanclas de plástico, pantalón corto y camiseta rota montado en su moto (la bici la usa para trayectos más cortos). El paleto valenciano hace esfuerzos para poner cara de normalidad.
Dicen las estadísticas que en Berlín el número de personas que viven solas es aproximadamente igual que el de los que viven en alguna forma de familia. Es muy extraño ver niños con papa y mama: generalmente van con un adulto y generalmente en bici.
Es muy frecuente ver hombres cambiando pañales.
Nos cuenta un amigo que en los colegios están suprimiendo las referencias a hogares con niños que viven con los dos padres para no discriminar a la mayoría de los pequeños.
La droga se vende discretamente en los parques y últimamente esa industria ha pasado de los turcos (que son muchos) a los negros que son más fuertes. Debe ser la aplicación de la teoría de la evolución de Darwin en el narcotráfico.
En cualquier grupo que se forme, se encuentra enseguida el idioma con el que comunicarse, y, dado que el alemán es difícil, se echa mano de otra lengua. Así, unas cervezas en grupo se convierten en una mezcla de idiomas que van usando unos interlocutores con otros hasta lograr entenderse.
Además de todo esto, es una ciudad barata para vivir.
¿Que mas se puede pedir?
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Esther -