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cuidadokechema

Y otra más 11.14

En la avda. Wilson de Lima, hay una esquina donde se detienen los automovilistas más tiempo del normal. A veces suelen acudir allí vendedores de cualquier cosa aprovechando la espera.

 

Hay un señor que lo único que hace es pedir dinero, pero la vida no parece haberse portado bien con el y le ha privado de sus piernas, por lo que nuestro amigo se maneja en silla de ruedas, o tal vez pide dinero porque está en ese estado.

 

El caso es que debía ser peligroso acercarse a los coches con la silla de ruedas desde la acera con el peligro de caer y ser atropellado, y el buen hombre se ha inventado algo muy útil para su trabajo (porque lo he visto varias veces mañana y tarde, es decir, que nuestro amigo tiene horario).

 

El artefacto en cuestión es un tubo de unos dos metros de largo al final del cual hay un cazo para recoger las monedas.

 

Nuestro amigo se toma el trabajo en serio y todos los coches que paran  delante suyo, les pone el cazo directamente en la cara, y si, prevenidos porque pasan a menudo y no quieren esa intimidad, cierran el cristal, nuestro hombre les da golpes con el cazo-lanza en los cristales, visiblemente cabreado.

He intentado hacerle la foto pero se ha dado cuenta, y me he librado porque desde donde estaba no llegaba la lanza con cazo pero se le veían sus intenciones.

 

Siempre se ha dicho de la mala leche de los cojos y los unicejos y conviene acordarse de los refranes de nuestros progenitores.

 

 

 

 

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