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cuidadokechema

Hamburg 06.15

Aquí no llegan los turistas, así que no es necesario tener el menú ni siquiera en inglés: si no lo entiendes que te den.

Visto el panorama, y, seguramente por hacerme de notar, cada vez que necesito algo pregunto si hablan español. A la mayoría les da risa.

Aquí, durante la guerra les echaron unas bombas que entonces se llamaban de  fósforo y luego, mejoradas las llamaron napalm  que se impregnaban en el  cuerpo de los habitantes y éstos se metían en el río Elba para aliviarse, pero cuando salían del agua volvían a arder.

La ciudad quedó totalmente destruida y en una primera visión da la impresión de ser todo moderna.

Ahora disfrutan de una renta per cápita más alta que la mayoría del país, un sistema de transporte de los mejores del mundo y un ambiente donde prima la confianza: las mesas y sillas de las terrazas se dejan en la calle por la noche y la gente no toma precauciones anti-robo en las aglomeraciones.

Al igual que el resto de Alemania, el único control en metro, bus o tren es un cartel que advierte que no entres sin billete: no se ficha ni a la entrada ni a la salida. Supongo que debe haber unos revisores y que la multa debe ser elevada, pero yo no los he visto todavía.

Las calles absolutamente limpias, creo que le sacan brillo hasta los semáforos, y bicis y perros por todas partes: en el metro es frecuente tropezarte con alguna bici.

El excelente transporte público hace que en el centro de la ciudad no se produzcan atascos de coches, y  cuando uno pita parece que ha ocurrido algo especial: igualito que nosotros.

Inmigrantes pocos, un par de calles de turcos y algún negro que otro.

El puerto es el alma de la ciudad. Se trata del segundo de Europa lo que, tratándose de un río aún es más mérito: el mar queda como a cien kilómetros.

El único turismo que reciben es el alemán, y, en los días que he estado casi todo lo que se ve son excursiones escolares, y alguna de ancianos.

En Hamburgo, a cualquier hora puedes ver a alguien bebiendo una cerveza.

Da la impresión de que nunca pasa nada.

 

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