Blogia
cuidadokechema

El turismo en Sri Lanka

Terminaron de matarse en una guerra civil en el 2009, y la consigna general es de que aquí no pasa nada.

Nuestro ministerio de exteriores avisa de que hay zonas minadas y atentados de bomba de vez en cuando en el norte, pero han visto el chollo del turismo y ellos no hablan del asunto.

Las infraestructuras están muy atrasadas y no es posible pasar de 30 km hora ni en carretera que son muy peligrosas si en un tren encantador y viejo que tienen.

El nivel de vida es muy bajo, y esto se refleja en los billetes de bus o tren que es cuando viajas con ellos: un trayecto de unos sesenta km de dos horas te cuesta como treinta céntimos de euro.

Pero cuando entras en zonas turísticas todo el mundo quiere hacerse rico rápidamente y se les va la olla.

Te pueden pedir por un alojamiento decente veinte o treinta euros y entonces comienza el regateo y el tira y afloja hasta que rebajas algo.

Si a esto añadimos que la cosa turística está bajando por la crisis (casi no se ven europeos del sur), todavía se desesperan mas.

La industria turística está como empezando y todas estas circunstancias hacen que te metas en una lucha titánica por acomodarte o por alquilar un vehículo.

Tendrían que venir los tailandeses a hacerles algún cursillo para que aprendieran.

Hace dos semanas que llegué y hoy he visto el primer bus normal, no desvencijado, naturalmente ocupado por extranjeros. Estoy entrando en zona turística y supongo que veré más.

Hoy pretendía hacer tres trayectos en tren y solamente hice dos. Había oído hablar del tren slow (lento), y hoy he podido disfrutarlo.

Los nativos cuando viajan en tren sobre todo las mujeres y los niños, se visten como de domingo, y la mujer mas responsable lleva siempre comida.

Los extranjeros llevan galletitas inglesas y juegan de vez en cuando con el móvil.

Yo suelo llevar agua y si procede compro fruta a algún vendedor ambulante, pero el de hoy a un mango pelado y cortadito de buen aspecto le ponía por encima chile picante en polvo, para animarlo, probablemente.

El tren normal es encantador, mas viejo que yo y con alguna sacudida pero pita y todo como en las pelis, su velocidad es aproximadamente de entre veinte y treinta km por hora, y siempre tiene muchas menos posibilidades de infarto que los buses,   pero el slow, con asientos de madera se para todo el rato para dejar pasar al rápido, y, además lleva mercancías que hay que cargar y descargar.

Algunos extranjeros que viajaban conmigo al principio les entraba la risa, porque cuando llega a una estación deja pasajeros y da marcha atrás para aparcarse en una vía secundaria y aquello puede ser de hasta media hora.

El poco probable infarto es sustituido por una somnolencia con bajada de tensión y el culo marcado por las maderas paralelas.

Al contrario que en otros países, aquí no se ve gente pidiendo, salvo en el tren slow que también tenía un abuelito tamil que nos pasaba la mano varias veces, era como que iba en el mismo lote del tren: veinticinco km dos horas y cuarto, el que no disfruta del paisaje es porque no quiere, y era de disfrutarlo: selva, plataneros y montañas cubiertas de plantas de té con mujeres recolectándolo vestidas de colorines: lento pero bonito.

 

1 comentario

Miguel Ángel -

Hay se mudan para subir al tren y aquí en Godelleta para subir al autobús
Por hay por esas tierras es donde en aquel hotel se quedo la Esperanza Aguirre secuestrada ?