Blogia
cuidadokechema

Bolivia 10.14

En Santa Cruz, las cosas son al revés que en el resto del país. Siempre han votado en contra del gobierno, es 20º mas caliente que La Paz, hay más gente rica que en el resto y se consideran totalmente ‘’diferentes’’ a la gente de la capital.

 

Hoy miércoles, termina la campaña electoral (aquí lo llaman el tiempo del proselitismo), a lo que siguen tres días de reflexión (a ver lo que pasa con el alcohol, que ya me he encontrado alguna vez los bares cerrados por temas electorales) y no hay ni un panfleto ni cierres de campaña ni pasión política alguna: unas pocas pancartas en la plaza principal y fin.

 

Esta tarde me acercaré a ver si se anima el asunto, pero los periódicos independientes afirman que el gobierno ha llegado a algún acuerdo con las fuerzas vivas de por aquí y que la cosa transcurrirá tal y como se espera. Esto es una tranquilidad porque en esta zona varias veces las cosas no se han resuelto a pesar de los disparos.

Si en Sudamérica tuviéramos que hablar de países que mantienen sus esencias pensaríamos siempre en los más pobres: Perú que parece despegar económicamente, Bolivia que continúa de pobre y el pobre Paraguay. Y cuáles son esas esencias?. casi todo lo malo se lo trajimos nosotros: el extraordinario poder de la iglesia católica, la poca o nula valoración de las mujeres y especialmente desde mi punto de vista esa actitud de trato vertical de arriba abajo para con los más jodidos.

Esta mañana en la plaza un rico hacendado ha puesto sus zapatos a disposición del limpiabotas de turno, y no hacía falta que hablara porque con sus gestos lo decía todo. El pobrecito limpiabotas seguro que ha dado las gracias a su dios por no haber recibido una patada en la cara.

En Ecuador, cuando vas a pedir algo siempre contestan ‘’mande’’, o, en muchos casos ‘’a la orden’’. La interiorización de esas conductas no se consigue sino con mucho tiempo y mucho interés. Pero últimamente hay gente que está poniendo un poco de orden en este caos.

El aeropuerto de Sucre (patrimonio de la humanidad, ciudad colonial de postal), tiene fama de ser de los más peligrosos del mundo. Esto de los Andes son muchísimas montañas y de pronto allá arriba ves la ciudad, rodeada de montañas y sobre ella el avión empieza a hacer una espiral descendiente en la que tu no ves el aeropuerto que supones que debe estar por algún lado.

En esas ocasiones tengo que recordarme que no tengo religión ni fe y que no puedo echar mano de unas oraciones. Que suerte tienen algunos. Ahora unos días de bus que también será de rezar. Anda con los Andes.

Las elecciones son el 12 de octubre, que curiosidad y que casualidad. Pero las normas en Bolivia son especiales: no se puede servir ni vender alcohol desde viernes hasta las 12 de la noche del domingo.

Nadie puede cambiar de ciudad durante el domingo (debe ser interesante ver todas las carreteras desiertas), por lo que el sábado se convierte en un día de regresos y se empiezan a suprimir buses a partir del mediodía.

Como esto afecta a todo el mundo mundial, los extranjeros ni podemos tomarnos una cervecita ni podemos ir al lugar que queramos. A estas normas se las llama ‘’La ley del buen gobierno’’.

En realidad lo que hace el ejecutivo es pulsar la tecla de ‘’pause’’ y se para todo. El ejército queda en estado de alerta.

En el hotel me advierten que me busque la vida para comer y cenar durante el domingo que todo estará cerrado, pero un taxista simpático que conoce bien su país me asegura que donde se vota siempre aparece comida ambulante, que las urnas dan mucha hambre.

Después de comprarme toda la comida de Sucre, compruebo que algunos locales estuvieron abiertos y daban de comer.

 

El ‘’proselitismo’’ está prohibido, pero la tv. Estatal comunica a la población las carreteras y teleféricos que hay hecho últimamente, y en el spot aparecen camioneros saltando de alegría en una carretera ancha y asfaltada.

 

Ayer aparecieron pequeños carteles firmados por organizaciones de mujeres (sábado 11 de octubre es el día de la mujer), recordando que pasan de 130 las muertes por violencia de género, que, sobre una población de diez millones no es baladí.

 

Potosí es un caso curioso: famosa y rica por toda la plata que sacaron para gloria de España y para pagar sus guerras y conquistas, ahora está prácticamente en la miseria.

La altura (ya cerca de los 4.000 metros), hace que no puedas subir escaleras ni cuestas, cuando uno se creía aclimatado por los casi 3.000 de Sucre, comprueba que está para repetir curso, así que decido comer algo y salir para Uyuni a ver el salar.

Potosí es tan pobre que ni en la estación de buses ni en los alrededores hay ningún sitio para comer, así que hay que tomar un taxi e ir al centro de la ciudad que, ironías del destino, está bastante más alta.

Las seis horas de viaje hasta Uyuni y todo el trayecto a partir de ahora es un paisaje alucinante. Los cielos a esas alturas son nítidos, las plantas absolutamente diferentes a lo que estamos viendo habitualmente y en las noches se pueden contar las estrellas.

Pero vivir en un lugar donde por el día puedes llegar en este tiempo a los 25 o 30º y por la noche se te pone a diez o más negativos no puede ser bueno para la salud física ni mental, pero como decía la muchacha burguesa recién casada refiriéndose al hambre de los niños de los lugares que visitó: ‘’los niños no comen, pero están acostumbrados’’. Aquí se mueren de frío por la noche y de calor al mediodía, pero están acostumbrados.

1 comentario

marian -

hola chemita, veo que por fin te atreves con las alturas, ¡valiente!, la fotillo que has mandado por wsp es de primera plana, por aqui pensamos que va de coña, ó no? enfín...estaran acostumbrados. Ahorita La Paz, y ya podrás decir que te has hecho un 4.000. y de fumar rien de rien. Besos. (a ver si ahora lo consigo, es el segundo intento)